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   INFECCIONES EN LAS TROMPAS   
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Dolor
 

INFECCIONES

La enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) en inglés PID, es el término general que se utiliza para referirse a infecciones que se presentan en el útero, las trompas de Falopio, ovarios y otras estructuras genitales internas y que causa síntomas como dolor en el abdomen en bajo vientre.

Es una complicación grave de ciertas infecciones de transmisión sexual (ITS), especialmente de la infección por la gonorrea y la clamidia. Para evitar las infecciones del tracto genital interno, el organismo cuenta con una serie de mecanismos de defensa contra infecciones, que hemos llamado “líneas de defensa”.

 

PRIMERA LÍNEA DE DEFENSA

Todas las estructuras genitales internas están localizadas en una zona libre de bacterias. En condiciones normales, sólo existen bacterias en vagina que están controladas por una serie de “soldados celulares”, que viven en el cuello del útero y forman una primera línea de defensa.

Cuando existe una disminución de las "defensas" o un aumento de la agresividad de los “invasores”, las bacterias pueden penetrar en los genitales internos. En general, cualquier bacteria patógena puede infectar las trompas, pero las más frecuentes son las siguientes:

  • Gonorrea (Neisseria gonorrhoeae). Es más frecuente en mujeres jóvenes, de clase social baja y con múltiples compañeros sexuales. Se puede localizar en el tracto genital inferior y producir cervicitis; también en las trompas y producir enfermedad inflamatoria pélvica. La infección en el hombre puede infectar muchas estructuras tanto de los genitales como en diversas partes del cuerpo.
  • Clamidiasis (Chlamydia trachomatis). Es más nociva para las trompas porque, además del daño que causa a su función y estructura, entre el 60% y 70% de los casos es asintomático, lo que impide que se instaure el tratamiento precoz, que favorezcan las secuelas. De allí que también se la conozca como la “enfermedad silente”. La infección en el hombre puede producir problemas similares a los de la gonorrea.

Otros gérmenes capaces de producir infección son las siguientes: Escherichia coli, estreptococos, estafilococos, bacterias anaeróbicas (Gardnerella vaginalis), Mycoplasma hominis, Ureaplasma urealyticum y Actinomyces israelí. Cuando la primera línea de defensa contra infecciones genitales en el cuello del útero es traspasada por las bacterias, estas ingresan al tracto genital interno y penetran en el útero y las trompas, con producción de pus, el cual comienza a caer en la pelvis a través del orificio abdominal de la trompa.

 

SEGUNDA LÍNEA DE DEFENSA

 
 
Salida de pus por fimbra
 
 

El organismo entra en esta segunda línea de defensa para trata de evitar que se produzca una peritonitis. Lo que hace es cerrar una porción de la trompa que tiene unas proyecciones digitales, en forma de mano, llamadas fimbrias, que limitan la caída de esa secreción purulenta.

Esta infección usualmente ataca más que todo a la trompa, porque el útero es resistente a la infección, debido a que cada 28 días se expulsa todo el tejido que recubre el endometrio durante la menstruación.

Los ovarios también son resistentes, porque su superficie externa está intacta en todo el ciclo menstrual, aunque durante la ovulación puede quedar una abertura por donde puede penetrar la infección.

Si la infección se controla, la trompa queda parcialmente cerrada (sactosálpinx); pero si progresa, la trompa se cierra por completo (hidrosálpinx), lo que produce un daño total de la capacidad de captar al óvulo.

 

 
 
                               A. Sactosálpinx                      B.Hidrosálpinx
 

 

Otro problema de las infecciones consiste en la formación de adherencias (tejido cicatricial de la cavidad pélvica, que puede interferir con el transporte del ovulo). Las adherencias son como una “tela de araña rígida”, que hacen "fijan las estructuras" de la pelvis impidiendo su normal movimiento. Para poder entender mejor este proceso de “fijar las estructuras”, se pudiera comparar con la “guerra de las trincheras” de la primera guerra mundial.

 
 
Adherencias leves      Severas
 
 

Cuando llegan los invasores se forma una adherencia (trinchera). Si los invasores la traspasan, se forma otra nueva adherencia (otra trinchera) y así sucesivamente, hasta que la invasión es controlada.

Si la “guerra es breve” la gana el organismo y el “campo de batalla” no queda muy alterado (adherencias leves), pero si la “guerra fue intensa”, el “campo de batalla” queda más lesionado (adherencias severas)

Esta “guerra” usualmente la gana el organismo por esta segunda línea de defensa, que gracias a los antibióticos modernos, las trompas pudieran quedarse libres de lesiones o con un sactosálpinx con adherencias leves, que pudieran limitar su fertilidad. Sin embargo, si hay un hidrosálpinx con adherencias severas, el “campo de batalla” pudiera quedar totalmente destruido y las posibilidades de embarazo serian nulas.

 

TERCERA LÍNEA DE DEFENSA

Al no ganan esta “guerra”, la infección se propaga y puede penetran todas las estructuras internas produciendo los siguientes problemas en la tercera línea de defensa:

  •  
     
    Absceso tubo-ovárico


     
    Infección de las paredes del útero (metritis).
  • Si la infección atraviesa las paredes del útero, se produce una infección del tejido conectivo que rodea al útero (parametritis).
  • Si la infección del parametrio no se controla se puede formar un absceso (absceso parauterino).
  • Infección de los ovarios (ooforitis).
  • Infección del peritoneo de la pelvis (peritonitis pélvica).
  • Si la infección es importante, se puede formar un absceso donde están involucradas las trompas y los ovarios (absceso tubo-ovárico).

La infección puede atacar al ovario, pero este se suele defender bien de la infección porque su superficie está intacta en todo el ciclo menstrual, menos cuando ocurre la ovulación. En ese momento, queda una abertura en su superficie externa del ovario por donde puede penetrar la infección y formar un absceso tubo-ovárico.

 

 
 
A. Proceso inicial de paso al ovario de la infección
B. Absceso ovárico
 

 

Si el organismo logra controlar el proceso, con la ayuda de los antibióticos, el proceso se puede controlarse médicamente. Pero en un número importante de casos, hay que recurrir a la cirugía de emergencia para extirpar la trompa y el ovario del lado afectado (salpingo-ooforectomía).

 
 
Plastrón tubo-ovárico
 

Este tratamiento se debe combinar con administración de antibióticos porque el problema puede ser grave. Si no es necesario recurrir a la cirugía, el daño a las trompas y ovario, asociado a la formación de adherencias severas que suele tener, hace que el proceso de ovulación, captación del óvulo, fertilización y transporte embrionario sea materialmente imposible y se forma el llamado "plastrón tubo-ovárico"

Además, si no hay que recurrir a la cirugía de emergencia, en un número considerable de pacientes, hay que practicar posteriormente la extirpación de la trompa y el ovario lesionados (plastrón tubo-ovárico), porque una vez que cede el proceso infeccioso agudo, los problemas de dolor pélvico crónico suelen ser importantes.