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Tercer trimestre | |
EMBARAZO
El final del último trimestre, puede ser un período de malestar y de incomodidad. Cada nuevo día parece más largo que el anterior y, con frecuencia, la mujer se desvela buscando una posición más confortable y la despiertan los movimientos del feto o la necesidad imperiosa de micción.
Las energías de la madre son escasas y la irritabilidad bastante acentuada. Si es el primer embarazo, es probable que se inquiete por los dolores y vicisitudes del parto y, con frecuencia, le preocupa que su hijo no sea normal.
En ocasiones la madre experimenta una mengua en la propia estima porque, a estas alturas, tiene la sensación de estar a merced del ser que lleva en su seno y está condicionada a las exigencias de un cuerpo que no le parece enteramente suyo.
La disminución del deseo en esta última etapa del embarazo es muy frecuente: un 5% presenta un aumento en el deseo sexual, un 40% dice que el deseo es el mismo de siempre y más del 50% se queja de una disminución o ausencia del mismo.
El último trimestre no deja de ser un período difícil para el padre, debido a que los cambios en la figura y las molestias físicas de su pareja hacen que no se sienta sexualmente atraído por ella.
En ocasiones, la gestante se muestra más apegada a su madre durante el embarazo; hablan y pasan más tiempo juntas a medida que se aproxima la fecha del nacimiento.
Otras veces, la relación de la mujer embarazada con su médico contribuye a que el marido se sienta relegado. Por todo ello la vida social, los pasatiempos comunes y los pequeños avatares de la vida cotidiana, dejan de ser lo que eran antes y se comprende que el marido desee, fervientemente, que todo vuelva a la normalidad.
Sin embargo, la mayoría de los hombres se sienten más unidos con su pareja y aumentan la fidelidad y la gratitud hacia la esposa o compañera que se halla en una avanzada fase de gestación.
Por lo común, el hombre se alegra de no ser él quien pase por ese estado de buena esperanza y se preocupa de que su pareja se encuentre cómoda. Cuando se ha previsto que el nacimiento tenga lugar en una clínica y no en la casa, expresa su nerviosismo para cuando llegue el momento en que sea preciso trasladarla al hospital.
Si es el primer hijo y el hombre solicita estar presente en el parto, se suele mostrar reticente y tener dudas de si en la clínica se sabrán comportar y estar a la altura de sus expectativas.