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   ¿EL HERPES ZOSTER ES UNA INFECCIÓN DE TRANSMISIÓN SEXUAL?   
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Culebrilla por herpes zoster
En ocasiones se asocia al término herpes con enfermedad de transmisión sexual; sin embargo, el herpes zoster en ocasionado por el mismo tipo de virus que causa la varicela (Virus varicela-zoster VZV o VHS-3), y no es de transmisión sexual.

Produce una lesión en piel inicial llamada “culebrilla” que suele ser muy dolorosa y luego pasa a una etapa durmiente en donde puede o no activarse nuevamente. Aun cuando la erupción desaparece, el dolor puede continuar durante meses y algunas veces durante años.

La enfermedad ocurre principalmente en personas cuyo sistema inmunológico (de defensa contra infecciones) está deprimido o por encima de los 50 años. No es frecuente en embarazadas, pero si ocurre el curso de la enfermedad es severo y sus complicaciones ponen en peligro la vida de la paciente y del feto.

Por el contrario, la aparición de herpes zoster con sistema inmunológico normal, por lo general tiene un curso benigno. La enfermedad aparece de 7 a 21 días luego de la exposición y las pacientes transmiten la infección desde el día previo a la erupción hasta el período de formación de costras, usualmente los primeros 7 días de la infección.

El cuadro clínico del herpes zoster evoluciona de la siguiente manera:

  • Sensibilidad o dolor, o ambos en una zona de la piel antes de que aparezca la erupción.
  • Puede haber fiebre y malestar general.
  • Erupción, que aparece después de cinco días y que al principio tiene el aspecto de manchas rojas pequeñas que se convierten en vesículas en dos o tres días.
  • Las vesículas que originalmente son rojas se vuelven amarillas y se secan, y suelen dejar cicatrices pequeñas y huecas.
  • Las manifestaciones pulmonares ocurren en este período en forma insidiosa e incluyen tos, dificultad para respirar y aumento de la frecuencia respiratoria. La expectoración inicial es blanca, pero posteriormente se convierte en hemorrágica y puede acompañarse de dolor torácico y derrame pleural.

Otros síntomas incluyen: lesiones orales, otitis media, superinfección bacteriana, lesiones hepáticas, renales y articulares. La incidencia de infección durante el embarazo es de 1/7.500 casos, aproximadamente. La aparición de neumonía en la madre trae consecuencias devastadoras para el feto que incluyen aborto, muerte intrauterina, prematuridad y varicela neonatal.

Antes de la disponibilidad de aciclovir, la mortalidad materna era de 41%, en comparación con un 17% en las no embarazadas y para el producto de la concepción llegaba al 65%. El uso del aciclovir y la optimización de las unidades de cuidados intensivos han tenido un gran impacto en la evolución de la enfermedad.