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   ¿CÓMO SE HACE EL DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO DE LA VAGINOSIS?   
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Coloración de la
Gardnerella vaginallis
La vaginosis es relativamente fácil de diagnosticar por el olor característico. Se toma una muestra de la secreción vaginal, se coloca cerca de las fosas nasales del observador y se puede apreciar el olor característico a pescado.

El observador debe ser cuidadoso porque, en ocasiones, el olor es tan intenso que puede producir una irritación transitoria de las fosas nasales. Este olor se puede hacer más evidente si se pone la secreción en contacto con hidróxido de potasio (KOH).

Otros criterios de diagnóstico incluyen el flujo fino homogéneo adherente a las paredes de la vagina a menudo presente en el introito, un pH vaginal mayor de 4.5 y la presencia de abundantes cocobacilos y escasos lactobacilos en las secreciones vaginales. La presencia del germen se puede hacer mediante la citología.

Las pacientes sintomáticas deben recibir metronidazol, en dosis única que es activo contra la mayoría de los anaerobios y la infección se resuelve en la gran mayoría de las pacientes.

Si la infección se presenta en el primer trimestre de la gestación no se puede usar el metronidazol, en estos casos se usa la clindamicina o la ampicilila.

La vaginosis bacteriana se ha relacionado con: ruptura prematura de membranas, parto pretérmino, corioamnionitis diagnosticada histológicamente y mayor incidencia de endometritis postcesárea, por lo que, debido a una alta tasa de infección en mujeres asintomáticas, se ha recomendado el despistaje de vaginosis bacteriana en los controles prenatales iniciales.