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   LA ALIMENTACIÓN DEL HOMBRE   
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Comida japonesa

Desde su aparición en la Tierra, la fisonomía, los hábitos, la vida misma del hombre ha sufrido variaciones y hasta violentas transformaciones: desde el ser carroñero quien, cual un animal más, se alimentaba de los restos descompuestos de otros animales, hasta el más sofisticado gastrónomo capaz de deleitarse no sólo con la preparación sino con las más exóticas combinaciones de alimentos.

La alimentación del hombre ha cambiado, se ha enriquecido y se ha refinado a la par, y gracias, a los avances de la tecnología, la medicina y la educación. Todas ellas han desarrollado un creciente interés por conocer y mejorar los hábitos alimenticios considerando para ello, las características particulares de los sexos, las edades, el hábitat, las culturas y sus costumbres.

Descubrir, por ejemplo, que la ingesta de ciertos alimentos produce alteraciones anímicas o, por el contrario que la alimentación de ciertos productos o la reducción de sus raciones mejora la calidad de vida, son hechos de tal importancia que nos llevan a atender ese aspecto fundamental de la vida de cada quien, como es su cuerpo, sus necesidades, sus carencias y cómo solventarlas.

Una creciente preocupación por determinar las características corporales individuales para establecer cuál es la dieta requerida por cada individuo, así como también cuál es valor nutricional de cada alimento, la mejor manera de ingerirlo y cuándo es necesario adicionar sustitutos y/o complementos —tales como vitaminas y minerales— son esfuerzos que mejorarán a mediano y largo plazo, no sólo la salud individual sino la colectiva.

Para conocer nuestro cuerpo y determinar cuál es su estado actual, qué nos falta y qué nos sobra, es imperativo contar con el auxilio de un médico quien, luego de los análisis y estudios pertinentes, puede asesorarnos en la búsqueda y posterior logro de una mejor conservación física y calidad de vida.

El ser humano y su presencia en la tierra

Muchas son las teorías que intentan explicar el origen, la presencia y el desarrollo de la vida del ser humano en este planeta. A pesar de los avances científicos y tecnológicos, todavía desconocemos aspectos importantes relacionados con nuestra razón de existir y de ser.

No obstante, esas lagunas de conocimiento no han sido impedimento para que estudiosos de todas las disciplinas hayan manifestado sus mayores esfuerzos por conocer, comprender e interpretar cada uno de los momentos, actitudes y comportamientos que diferencian a los humanos del resto de los animales.

Si bien es cierto que no tenemos muchas certezas sobre cómo llegamos, sí se han determinado algunos rasgos y procesos que permitieron cambiar, con la mediación de los siglos, tanto nuestro aspecto físico, como nuestros hábitos alimenticios, de aseo, nuestras necesidades primarias y aquellas que, con el tiempo, fueron surgiendo como producto de la evolución de la especie.

Uno de los aspectos más interesantes del estudio del ser humano es aquel que vincula los cambios en cuanto a la forma física (anatomía) y al desarrollo intelectual con la alimentación.

Planeta Tierra

Alimentarse es para cualquier organismo vivo una necesidad indiscutible. Obligados por el medioambiente, muchas especies han transformado su dieta alimentaria y han pasado de ser básicamente carnívoros a ingerir alimentos provenientes de la naturaleza (frutas, semillas, por ejemplo).

El ser humano no ha sido ajeno a muchos de esos cambios; pero, a diferencia de otros mamíferos, por ejemplo, el hombre ha transformado a conciencia su alimentación; es decir, ha estudiado, conocido y experimentado con los sabores, la preparación y la calidad de los alimentos.

Tal es el conocimiento actual sobre el beneficio de ingerir determinados alimentos y en cuál horario, o cuáles pueden ser las consecuencias que la carencia o, por el contrario, la saturación de alguna vitamina o mineral pueden generar en la conformación y desarrollo del cuerpo humano son, entre otros temas que, vinculados a la salud, no escapan a la atención de los especialistas ni a la de los aficionados.

La presencia del hombre en la Tierra está condicionada, entre otros factores, a su capacidad de adaptación a los cambios físicos y químicos naturales; pero también, está marcada por la necesidad de alimentarse adecuadamente para evitar de esta manera la profusión de enfermedades y la incapacidad orgánica para enfrentarlas.

Para seguir evolucionando, el ser humano requiere asumir una dieta acorde con su condición física, desgaste energético, actividad laboral y relación con el ambiente.

La permanencia del ser humano en este planeta depende de factores externos e internos. Por un lado la incidencia de ciertos fenómenos naturales (climáticos, geográficos) que pueden atentar sobre la vida en la Tierra.

Por otro lado, la desnutrición, la carencia de alimentos, de agua, vitaminas y minerales que debilitan el cuerpo produciendo enfermedades y malformaciones (genéticas y/o hereditarias) que pueden convertirse en irreversibles daños a la evolución de la especie.