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   ¿CÓMO INFLUYE EL CLIMA EN LA PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS?   
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Invierno

Pocas veces nos detenemos a pensar o a investigar sobre la relación que existe entre el clima, la producción y, fundamentalmente, el consumo de los alimentos. Incluso, ni siquiera estamos conscientes de que consumir ciertos alimentos producidos en zonas geográficas y climáticas distintas a las que habitamos, puede ocasionarnos molestias.

Las frutas, vegetales, la producción animal apta para el consumo humano está vinculada de manera directa con las posibilidades de cultivo, pesca y ganadería de cada zona (calidad de las tierras, alimentos y requerimientos de insecticidas, abundancia o escasez y calidad de la lluvia.

De la misma manera, los procesos humanos de adaptación son diferentes según el ambiente que se habita; por ello, el consumo de alimentos debe considerar este aspecto tanta veces soslayado.

Por ejemplo, las personas que habitan climas fríos requieren consumir una dosis mayor de alimentos ricos en grasa, pues el desgaste humano es mayor: su metabolismo es distinto y procesa más rápidamente este tipo de alimentos.

Si se vive en un clima cálido o tropical, la presencia desmedida de grasas, azúcares y harinas o de alimentos cocinados en aceite, se procesa de manera más lenta y, enconsecuencia, tendemos a acumular esas grasas cuya ingesta se devuelve contra nosotros.

Es decir, no se asimila correctamente la grasa sino que se almacena generando enfermedades de tipo cardiovascular, sobrepeso, entre otras molestias.

Esta misma consideración debe aplicarse al consumo de ciertas frutas ricas en azúcares y a productos elaborados a base de ellas, como el alcohol.

En zonas frías y en cuerpos adaptados a esas condiciones se procesan más rápido; mientras que en climas secos y tropicales se convierten en azúcar con lo cual se desequilibra la medida que corresponde, entre otros, al colesterol.

Avellanas

Para realizar una dieta sana es necesario, entonces, tomar en cuenta la zona geográfica y el tipo de clima donde habitamos.

Conocer qué se produce e ingerirlo no implica, necesariamente, no incorporar ciertos alimentos (frutas, frutos secos y semillas, tipos de bebidas alcohólicas, etc.) a nuestra dieta.

No obstante, lo que si es importante es reducir su consumo para evitar situaciones de salud que, en ocasiones, se vuelven irreversibles.