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   ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE?   
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Sembradío

El tipo de alimentación requerida y utilizada por el ser humano depende de múltiples factores: genéticos, geográficos y ambientales, sexo, edad, contextura corporal, así como también del desempeño laboral, la ejercitación física, entre otros.

En distintas épocas de la historia de la humanidad, la ingesta de ciertos alimentos ha privado sobre otros: las condiciones ambientales y el estadio del desarrollo humano (conocimiento y uso del medioambiente, elaboración de herramientas y utensilios…), han determinado el acceso al consumo de carnes, pescados, vegetales, cereales o frutas.

Asimismo, el descubrimiento del fuego permitió pasar del alimento crudo al cocido: en varas, asado, hervido, frito.

Nuevas técnicas y métodos de preparar y conservar los alimentos (salados, en vinagre, refrigerados) transformaron también la relación del hombre con la alimentación: de una necesidad primaria y básica de alimentarse para la supervivencia a la práctica de una actividad social y placentera.

El acto de alimentarse se convierte, entonces, en una oportunidad de convivencia y de relación con los congéneres: grandes, pequeños y medianos banquetes, desayunos y meriendas frugales, marcan los momentos estelares de las relaciones interpersonales.

Parrilla

Incluso en nuestros días, la reunión en torno a la mesa sigue siendo el lugar privilegiado para concretar un negocio, iniciar un idilio, celebrar una fecha especial.

A pesar de la desleal competencia iniciada por la televisión, en muchos hogares, la reunión familiar a la hora del almuerzo o de la cena, sigue privando sobre cualquier otro momento para compartir, departir y pelear.

Aunque en ocasiones nos parezca difícil de creer, la vida del hombre gira alrededor de la alimentación (incluso en aquellos casos en los cuales el acceso a los alimentos no corresponde con los requerimientos elementales de la sobrevivencia).

Quizás, uno de los escollos más grandes de la vida moderna se encuentra en las inoportunas limitaciones que impone a la hora de «sentarse con los pies debajo de la mesa»; es decir, la modificación de una situación natural como es la de realizar el acto alimenticio en las mínimas condiciones necesarias: con pausa, con tranquilidad, ingiriendo las cantidades y la calidad de alimentos necesarios y desarrollando el proceso de digestión como corresponde.