La laparoscopia diagnóstica constituye el estudio más preciso para el diagnóstico de la infertilidad porque permite una visualización directa de las estructuras pélvicas, es recomendable practicarlo en aquellas parejas con más de dos años de infertilidad sin un diagnóstico específico o si los estudios iniciales o los antecedentes sugieren la posibilidad de que la paciente sea portadora de una patología tuboperitoneal de infertilidad.

El problema principal con la laparoscopia diagnóstica es que requiere de un procedimiento quirúrgico y tiene un costo relativamente elevado y que no está cubierto por la mayoría de los seguros médicos, lo que hace difícil su aceptación. Además, algunos grupos que cuentan con técnicas avanzadas de reproducción asistida ponen en duda el valor de este estudio, sobre todo en mujeres mayores de 35 años, donde es preferible destinar el dinero para realizar una técnica de fertilización in vitro (FIV).

En mujeres menores de 35 años permite un diagnóstico y un eventual tratamiento, por ejemplo en casos de que la laparoscopia señale la presencia de una endometriosis o mujeres con problemas tubáricos más susceptibles a ser tratadas con cirugía que con la FIV.

Es importante señalar que el furor causado por los resultados alcanzados por la FIV ha hecho cada vez menos frecuente la práctica de tuboplastias; sin embargo, es importante tener en cuenta que estas técnicas son costosas, no las cubren los seguros y no están disponibles en centros de salud del estado en países en desarrollo. Por todo esto es que es recomendable una laparoscopia diagnóstica en una mujer joven donde se puede hacer un diagnóstico de patología tuboperitoneal susceptible a tratamiento quirúrgico.

Vídeo de laparoscopia diagnóstica

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