Cuando escuchamos la palabra dieta pensamos en enfermedad, carencia, padecimiento o exceso de peso.
No obstante, esa concepción del término dieta es limitada e inadecuada, pues hacemos dieta constantemente y no sólo para perder peso o controlar algún desequilibrio gástrico u hormonal; pues por dieta debemos entender el programa de alimentación (ración, tipo de alimentos y frecuencia de consumo) adecuado con respecto a la constitución específica de cada persona, sea sana o padezca de alguna afección.
Entonces, todos y cada uno de nosotros tenemos nuestra dieta.
| Si asumimos la necesidad individual de alimentarnos y nutrirnos convenientemente; es decir, atendiendo a nuestra edad, peso corporal, sexo, estatura y actividad regular, hablaremos, entonces, de dieta balanceada. Una dieta balanceada es aquella que, combinando los distintos productos que nos ofrece la naturaleza (y la química a través de fármacos, sustitutos vitamínicos, etc.), provee a nuestro organismo de los nutrientes y la energía necesaria para su óptimo desenvolvimiento. Una dieta balanceada implica consumir alimentos de manera correcta, en la cantidad y frecuencia que nos permita el normal desenvolvimiento de las funciones digestivas, la absorción e incorporación de nutrientes y el desecho regular de los restos que, convertidos en grasa, alteran nuestro peso y sobrecargan el funcionamiento de nuestros órganos.
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