Por: Gustavo Mendoza / Juan Aller
No existe duda de que la ultrasonografía ha sido un gran avance en el campo de la imagenología, especialmente en la especialidad de Obstetricia y Ginecología. Además, el uso más reciente del ultrasonido en la forma de Doppler, ha permitido hacer más fácil el diagnóstico en los embarazos de alto riesgo y evaluar los efectos de la terapia.
La ultrasonografía tridimensional permite un diagnóstico más preciso de las malformaciones fetales.
Se puede hacer el diagnóstico de embarazo intrauterino antes de la semana 5. A partir de la semana 6 se puede detectar vida fetal, lo que le confiere tranquilidad al médico y a la paciente de que existe poco riesgo de aborto.
Permite hacer un diagnóstico bastante preciso de ciertas malformaciones estructurales que escapan al diagnóstico genético prenatal, garantizando aún más el diagnóstico de integridad fetal.
En los casos de alto riesgo permite valorar el crecimiento y bienestar fetal, hacer una evaluación del efecto de la terapia y cuándo tomar la decisión de inducir el nacimiento en el momento adecuado para el bienestar del futuro bebé.
A pesar de que se han realizado múltiples estudios con el fin de evaluar los posibles efectos deletéreos, hasta la fecha, no se ha demostrado que la exposición a las ondas ultrasónicas tenga efecto biológico sobre el feto, la madre o el operador. Infantes expuestos en útero no han mostrado diferencias significativas en el peso o talla, crecimiento, función intelectual, déficit neurológico, o disminución acústica o visual.
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