EL PARTO
Uno de los pasajes de la Biblia dice “parirás con dolor”, sin embargo, la ciencia médica ha evolucionado a un grado que esta afirmación no tiene porque ser cierta.
El grado de dolor depende mucho del interés de la mujer en recibir o no analgesia o anestesia. Un grupo pequeño de mujeres prefiere parir al natural, sin ningún tipo de medicación y con una mínima intervención médica. Así, existen las variantes del parto de pie, en el agua, etc.
El miedo al parto es una condición normal de todas las mujeres. La forma como le cuentan el parto las mujeres que han tenido esa experiencia, es un factor determinante de cómo se siente ante esa alternativa. Muchas prefieren una cesárea a un parto por el miedo a ese momento, al dolor, las lesiones que pueden quedar en su vagina, etc.
Las mujeres con un primer embarazo, en edades avanzadas de su vida reproductiva suelen preferir la cesárea. Aquellas que sienten dolor a la penetración durante el coito y que dicen ser “estrechas” prefieren una cesárea a un parto.
La mayoría de las mujeres que se deciden por un parto normal prefiere recibir un cierto grado de analgesia y anestesia y aunque con ellos es imposible eliminar el dolor por completo, sobre todo al momento de la expulsión del feto, el nacimiento es más tolerable.
La analgesia consiste en la administración de medicamentos, usualmente por vía intravenosa, que hace más tolerables las molestias de las primeras horas del trabajo de parto.
La analgesia también se puede poner a través de la espalda con un procedimiento similar al de la anestesia peridural, sólo que la mujer puede deambular libremente por su habitación porque las dosis son menores a las necesarias para lograr un efecto anestésico.
Una vez que se ha alcanzado una dilatación de 5 cm, la analgesia no es suficiente y se recurre a la anestesia, usualmente la peridural. Esta consiste en la inyección de anestésicos en la zona que rodea la médula espinal, por tanto, implica una inyección en la espalda un poco por encima del hueso sacro.
Para que ocurra el parto son necesarias las contracciones uterinas y que la mujer puje para activar la contracción del diafragma y la de los músculos abdominales. En este caso, no se puede estar con analgesia o anestesia profunda y puede haber un cierto grado tolerable de dolor, que además, es de pocos minutos.
Si la paciente quiere estar bajo analgesia o anestesia profunda y “que no se entere del parto”, es necesario recurrir al fórceps o algún otro tipo de parto instrumental. Además, el bebé nace con mucho efecto de los medicamentos y puede tener dificultad en iniciar la respiración, por lo que no se recomienda.