La historia de la humanidad está vinculada con la cocina. Entendemos aquí por cocina, no sólo el espacio físico donde se almacenan, limpian y se preparan los alimentos sino, también las distintas maneras que, a lo largo de la historia, el hombre ha empleado para elaborar sus alimentos: de lo crudo, lo salado, lo conservado en vinagre, lo guisado, horneado, hervido o frito.
El descubrimiento de la cocción, así como la posibilidad de conservar los alimentos con la sal o con el hielo, abrió un mundo de posibilidades culinarias, así como también el descubrimiento del fuego y de la agricultura permitieron a los primitivos pobladores humanos establecer sus comunidades lejos de las zonas de caza a que estaban reducidos.
El advenimiento de la cerámica y la elaboración de objetos utilitarios facilitó el paso del consumo de las presas de caza crudas y sin limpieza, pues, poco a poco, a alguien se le ocurrió colocar en una vasija, sobre el fuego, pedazos de aves y de otros animales, raíces, hierbas y frutos. Nacieron así, las sopas.
El fuego, permitió hervir, asar, y ahumar los alimentos. Un nuevo grupo de sabores se incorporaba a la dieta y la posibilidad de conservación por la cocción, garantizó la preservación de los alimentos que, antes, debían ser consumidos al momento de cazarlos.
| De igual manera, el toque de suerte que significó darse cuenta de que, en las zonas frías, cada vez que llegaba el invierno desaparecían algunas especies comestibles y era necesario guardar alimentos, un trozo de hielo cayó sobre alguna presa y la mantuvo. Comenzaba la era de la congelación. A medida que pudo transitar por varias zonas, el hombre encontró nuevos productos alimenticios y distintas maneras de conservarlos (secarlos al sol, por ejemplo). Poco a poco, la humanidad fue ampliando los posibles objetos de consumo y las maneras de prepararlos.  | | Tortillas de maíz rellenas | | Con los siglos, el descubrimiento de nuevos territorios permitió incorporar, lentamente, nuevos alimentos, como el caso del maíz, el tomate, el chocolate, la vainilla o el aguacate, muchos de los cuales, vistos con desconfianza, lograron internacionalizarse con el paso del tiempo. El placer de la comida aunado a la necesidad biológica de alimentarse, llevó a la humanidad a combinar, mezclar, aderezar, inventar nuevas recetas. Tan es así que cada región del mundo tiene sus platos típicos y sus específicas maneras de prepararlos. En ocasiones, más que una necesidad, comer es un placer. | | | |
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